viernes, octubre 29, 2004

No soy única

Y resulta que no soy única. Uno de los aspectos físicos que más me ha caracterizado en este mundo es el color de mis ojos. Estos tienen un aro color verde oscuro, aceitunado, dentro tienen un color verde mezclado con miel que aunado al arillo antes mencionado dan un tono rarísimo, lindo y algo chistoso comúnmente conocido como “verde agua puerca”.
Pues bien, resulta que en 22 años no había conocido persona alguna con este tono de ojos. Había conocido gente con ojos verdes, ojos miel, ojos más lindos que los míos tal vez. O de colores más raros, pero iguales a los míos… JAMAS!Ahora mi fantasía de grandeza y originalidad se ha ido al caño, aquí dentro del viejo continente he visto un tío con unos ojazos iguales a los míos, pero idénticos, exactamente iguales, me dejó sorprendida, perpleja (por no decir algo más fuerte). Malo, malo no es, pero era agradable pensar que tenía algo único en este mundo, toda la vida, todas las personas que han tratado de “ligar” conmigo, han utilizado el piropo de los ojos. Para mi mis ojos siempre han sido la puerta a lo exótico, lo excéntrico, algo que me da orgullo portar, ahora no lo siento tan extraordinario, pero después de todo no es tan malo, al ver a este chico con esos ojos iguales a los míos, me he dado cuanta de algo: únicos o no, tengo unos ojos preciosos.

martes, octubre 26, 2004

Desnuda

No es ninguna aberración sexual, pero me gusta verte andar en cueros, al compás de tus pechos aventureros, víctimas de la gravedad…
Me encanta está canción, creo que dice cosas muy ciertas y que van bien con mi manera de pensar, aunque con la de actuar… quien sabe.
Y ahora que por fin te tengo así, desnuda y precisamente enfrente, desnuda también un poquito la mente, con tus complejos junto de tu ropa...
Sí, deberíamos dejar los complejos junto de la ropa, ja,ja,ja, recuerdo que alguién siempre me decía que la ropa era el peor invento del hombre, je,je. Deberíamos como dice, desnudar la mente, hacerla volar. Si desarrollaramos la capacidad de transportar la mente a otros lugares, podríamos relajarnos, ser un poco más alegres, más flexibles, en fin, sólo son ideas mías, debo estar loca como dice todo mundo.
Esta “rola” también me remonta a tiempo atrás, yo creo que por eso me gusta más, me parece que era el tema de una telenovela, no me pregunten cual, y en aquellos tiempos yo lo pasaba en una casa lejana, jugando, platicando, haciendo bromas, comiendo, escuchando música, viendo T.V. pero nosotros lo llamábamos diferente; esto era: trabajar.
Todos los días después de clases y durante las vacaciones lo pasaba en esa casa, esperaba que llegara, a veces llegaba conmigo, otras ya estaba ahí, por la tarde la hora de comprar “chatarra” y la “sorpre” por supuesto, que valga la ironía siempre era la misma.
Las noches de “Friends” o de “Dawson’s creek”, ¿alguien recuerda ese programa?, el día que me comí el chile relleno con todo y rabito - inolvidable -, el día que falte a mi clase de piano por ir a comer tacos, el día del cielo horrible que no llegamos por ir al cine, el día que nos enojamos, el día de las moritas, el fin de semana de películas, cuando por fin llegó el viaje… y después se acabó el trabajo, pero empecé a pasar el tiempo en esa casa por otra razón, era bueno.
Ahora que he pasado un tiempo lejos, bastante lejos, me he dado cuenta de algo importante y un poquito deprimente. A veces me siento en la cama a pensar, veo las estrellas pegadas en mi techo “mi universo paralelo” y me imagino en casa, con mi familia, con mis amigos, comienzo a recordar todo lo que he hecho en la vida, desde la graduación, el choque, hasta la última borrachera que agarré y por fin caí en la cuenta de algo, no extraño mi casa, extraño mi vida.
Extraño las comidas del domingo, los viernes por la noche, el billar de los jueves, el bar de los sábados, la universidad donde todo el mundo me conoce, las llamadas telefónicas, las cenas de los martes y ver “nip tuck”, las visitas sorpresa con el six de chelas, la maldición gitana, los mensajes del celular, la posibilidad de ver a quien quiera cuando se me ocurra, mi coche, mis discos, mi almohada, mi cama nueva, mis posters, mi bonche de cartas, la televisión, mis zapatos y mi colección de portavasos, mi balcón, mis libros, la cocina siempre ocupada, mi cuarto donde todo mundo entra y sale, el baño que tiene asiento acolchado, la confianza, la seguridad, la comodidad que tenía en ese lugar, en casa, en mi otra vida.
En este momento llueve a mares, - y dicen que Madrid es seco, ja’ -, en 15 min. debo irme a la escuela, pero con la lluvia dudo que pueda, llegaría empapada. Por la noche el entrenamiento, espero que para entonces si haya dejado de llover. Ahora podría tomar mi auto y reírme de la lluvia, podría llamarle al “champiñón” que pase por mí, podría pedirle un aventón a mi “jefa”, pero no, sólo tengo dos opciones: mojarme o no ir a la escuela hasta que pare la lluvia. Creo que me quedaré esperando y… “viendo llover por la ventana, otra mañana sin mañana…”.

domingo, octubre 24, 2004

Que triste el primer partido

12:10 p.m. da inicio el partido. La Universidad Europea de Madrid comienza la ofensiva del equipo local contra la Universidad Complutense, cae la primera canasta cediendo la ventaja al equipo de casa, la defensiva responde con otro tanto, al término del primer cuarto el marcador queda a favor del visitante. Comienza el segundo cuarto; con una defensa bastante pobre la UEM intenta detener al enemigo, mientras las chicas de UCM hacen todo por franquear el territorio local. Termina el segundo cuarto, las gradas repletas de una afición fantasma piden durante el medio tiempo la bandera de paz, la casa pierde por 22 puntos.
Tercer cuarto, la ofensiva local empieza a caerse, las probabilidades de completar un pase son de 1 en un millón, las de anotar son nulas, en los 20,000 intentos desesperados por detener la caída del marcador, la casa logra levantar los números, sólo quedan 8 min. 10 puntos para lograr el empate, es posible.
Transcurre el último cuarto en un duelo de faltas, golpes, caídas, errores y un paupérrimo arbitraje, el marcador se eleva aceleradamente a favor del visitante, cuyo equipo logra anotar 9 de cada 10 y recuperar el 95% de los rebotes. Faltando 2 min. de juego las esperanzas de la audiencia se pierden, la hora de comer ha tomado el lugar protagónico en la agenda de los ocupantes de las gradas. Como en una mala función de cine veo cabezas pasar delante de mi mientras trato de enfocar la atención entre los aros y concentrar mi esfuerzo neuronal en la lucha por una causa perdida. 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1... tiraaa...cero...falla. Marcador final: 70 - 44. Pierde la UEM ante la Complutense por 26 puntos, que decepción.

sábado, octubre 23, 2004

Amo el basketball!

Caray, todo lo que ha pasado. Pues ya estoy en el equipo de Baloncesto, las chicas parecen agradables, con sus excepciones claro, pero no todo puede ser perfecto. Muy a mi pesar, no jugaré por el momento, tengo que entrenar, aprenderme las jugadas y empezar a entender al equipo para no regarla dentro de la cancha, después, yo espero poder empezar a jugar en los torneos, mientras tanto disfruto de los privilegios de pertenecer al equipo, como las faltas justificadas, el rompimiento de los horarios, el gimnasio gratis y, el respeto y admiración profesa de la "plebe" que no logra formar parte de esta fabulosa secta deportiva.
Realmente amo el basketball, la adrenalina que corre por mi cuerpo al pisar la cancha, el tablero retando mi habilidad, el balón jugando con mis manos, el calor del ejercicio, el sudor corriendo por la sien, haciendote saber que el deporte corre por tus venas, la excitación de ganar a toda costa, el esfuerzo por demostrar que eres el mejor, los tennis rechinando en la duela mostrando la fuerza del jugador... eres parte de un equipo de baloncesto, 11 personas confían en ti para lograr la victoria mientras tú confías en ellas como fiel mosquetero. La señorita de la recepción te ve aproximarte a la entrada del polideportivo y se apresura para abrir la puerta.

- Buenas noches! - dice ella con una sorisa

- Buenas - respondo.

Ante la puerta del vestidor un letrero que cita: "Sólo jugadores", entro ante la mirada atónita de una niña pequeña que se apresura a preguntar:

- ¿Juegas aquí?, ¿Qué juegas?

- Baloncesto - respondo mientras detengo la puerta.

La niña sonríe y sale corriendo hacia la cafetería del deportivo, la puerta del vestidor está por cerrarse cuando la pequeña aparece ante mí con un balón de basketball y me dice:

- Mi hermano también juega, este balón me lo regaló para que aprenda a jugar, ¿Me enseñas a jugar?

- ja,ja,ja claro! pero ahora tengo que entrenar - le dije mientras me miraba con decepción.

- Bueno, pero después ¿sí?

- Después sí.

La niña sonrió y desapareció por el pasillo, de nuevo rumbo a la cafetería. Me sentí como Magic Jhonson sorprendido en un entrenamiento por un aficionado. Ella no me conoce pero sabe que juego para el equipo de la Universidad, lo que me hace a sus ojos, alguien de quien aprender, alguien grande, importante, es excelente.

Jugar para un equipo universitario es en definitiva una de las mejores cosas que me pueden pasar en esta vida. No tiene precio. Soy muy, muy feliz.


martes, octubre 19, 2004

Bienvenida España

Por fin llegué a Madrid, por fin, waw, un sueño hecho realidad, de verdad que Paulito tiene razón, cuando deseas algo realmente, todo el universo conspira para que se te cumpla, muchas veces he dudado de este precepto a pesar de que me guste la filosofía, sin embargo y gracias a Dios junto con otras fuerzas poderosas (creo) otra vez la suerte y este citado universo me han dado una prueba de fe y voluntad.

Pocas veces he deseado tanto algo como para matar por ello, o al menos hacer algo muy loco y descabellado para conseguirlo, esta onda de España es uno de esos sueños por los que mataría, afortunadamente no tuve que hacerlo y aprovecho para decir Gracias, muchas Gracias. A quien corresponda.