martes, noviembre 13, 2012

Sra. Cara de Papa

“Ya sé, podría convertirme en una papa o hacer popo de unicornio por las orejas” decía la víctima de un defecto causante de aneurismas en Grey’s Anatomy. Me hizo reír toda la noche y me recordó aquella frase de Toy Story: “Soy una papa casada, soy una papa casada, soy una papa casada…” Me di cuenta que en algunos meses eso diré. Me imaginé diciéndolo, repitiéndolo, jugando con esa frase y me gustó. Pronto seré una papa casada y me gusta.

Es la primera vez que no me da miedo hablar del tema. Incluso hace unos 3 o 4 meses me daba terror escuchar la palabra boda y se lo dije a Jess. “Sabes qué, no me quiero casar. Vaya, no quiero el papel y todo eso, siento que es como una soga.” Pero después las cosas se fueron acomodando. Me imaginé en las diferentes formas en que podría darle su anillo deseado y me emocioné. Me imaginaba en diferentes escenarios, feliz. Imaginaba su expresión, su cara, su todo y me gustaba la idea. Después sucedió y vino la parte de empezar a planear la boda. La parte complicadísima de empezar a avisar a la gente cercana y esperar la reacción, porque no es lo mismo juntarte que casarte y aunque se acostumbren a verte con alguien, creo que cerrar el trato cambia la perspectiva de algunas personas. Y finalmente empezar con los preparativos. Todo se ha resultado tan bien desde aquella propuesta que no puedo tener duda de que estamos haciendo lo correcto, y no sólo eso, las circunstancias me han demostrado que We are meant to be. We are made for each other. Cuando Ana Torroja en el concierto dijo que esperaba que saliéramos un poco más felices de lo que ya éramos, nos miramos y dijimos: La tiene muy difícil. Es impresionante lo feliz que puede llegar a ser uno solamente por la presencia de una persona. Ya lo había mencionado antes, he llegado a ese punto en que un día sin Jess es un día perdido. O como citaba el buen Conejo “En tu ausencia de hoy perdía algún reino” 1. Yo con el Castor pierdo la cabeza y sin ella perdería hasta los calzones.

En su conferencia con toques de pedida de mano, mi mamá le extendió a Jess cierto plano petitorio y me sorprendió que le haya dicho: “no te aproveches de lo que te quiere”. Creo que nadie nunca se da cuenta cuando quiero a alguien, porque soy poco efusiva, poco comunicativa y poco emocional, sin embargo, con Jess todo el mundo se da cuenta. Desde los primeros meses la gente me decía que me veía feliz, yo pensaba que estaba igual aunque en realidad, sí que me sentía diferente.
Después de escuchar la petición me puse a pensar porqué lo diría. ¿Sería que recordaba algún evento de mi vida donde alguien se aprovechó de mi nobleza? ¿Sería porque es algo que le hubiera dicho a cualquiera que pensara llevarme al matrimonio? ¿Sería porque era una preocupación fidedigna al saber que uno pierde la cabeza cuando se enamora y llegan a verle la cara de Peña Nieto? No lo sé pero me gustó. Mi mamá no sólo había entendido de qué se trataba todo esto, no sólo estaba de acuerdo y contenta, me estaba protegiendo como siempre ha hecho.

Poco a poco he ido dejando –o rompiendo- muchos paradigmas que tenía. Siempre pensé que no me casaría con un vestidazo de novia y de blanco, porque quería ir contra la norma y no darle gusto a nadie, pero ahora los veo y se me antoja, también se me antoja darle gusto a la familia y sí me veo en el vestido blanco con aplicaciones, con tiara, con ramo… Ahora hablo de casarme y mi subconsciente sonríe por mí, me emociona, me atrae, hay días que no puedo esperar. Pensamos en escapar al ayuntamiento y hacerlo al estilo Sex & The City pero ahora la fiesta cada vez es más grande y emperifollada. Pensé en engarzar las suelas de mis zapatos con la leyenda “Help Me” pero creo que ahora les voy a poner “Bless me”. Es impresionante, increíble, extraordinaria la forma que tiene el universo para decirte que vas por buen camino, sigo cantando la misma canción, la misma que le cantaba a la Yaya en los jardines del Español porque no hay nada más atinado: “No puede haber nadie en este mundo tan feliz, sólo pienso en ti”.

Y ahora, con la bendición de todos –o casi- me encamino hacia el altar pensando que no imaginaba tener una vida tan bonita, que aunque suene a telenovela de las 10 no pensé que lograra en algún momento llegar a ser de este modo feliz o en encontrar a mi media toronja. Pero lo hice y ahora no puedo esperar a decir: Acepto. No puedo esperar a responder: ¿Estado Civil? -Papa casada.

1 Carlos Pellicer